Antoni Miralda y Carlos Pazos

Alimón 15 de diciembre - 24 de enero de 2012

Nota de prensa y C.V.
Vista de la exposición
Vista de la exposición
Vista de la exposición
Vista de la exposición
Carlos Pazos
Carlos Pazos
Inauguración
Inauguración
Carlos Pazos y Antoni Miralda
Carlos Pazos y Antoni Miralda
Inauguración
Inauguración
Inauguración
Inauguración

 

"La tentación tiene dos componentes fundamentales, una interna: Miralda y Pazos y una externa: Trinta. Dice Santiago: sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido (Stgo.1:14). No es difícil interpretar aquí, que para que tenga efecto una tontería, debemos de ser atraídos y seducidos sobre la base de un deseo ya existente en nosotros, por tanto la componente interna de la tentación es definida como concupiscencia".

 

 ¿No sabéis que con la comida no se juega?

Pazos: “Eso me decían en casa cuando, de niño, se me obligaba a comer en demasía. Para intentar en vano disimular mi inapetencia, por la comida y por la vida, jugaba con ella a ver si en el intento se perdía la pelota.
Cuando me independicé de la familia y comer dejó de ser una pesada obligación, empecé a ejercitar las papilas gustativas y a olvidar la alimentación como algo pesaroso. La pregunta, en todo caso, me parecería hoy más oportuna para Ferrán Adrià.”

Miralda: “Imagino que esta prohibición forma parte de la letanía de los tabúes de alguna homilía papal. ¡Hagan juego! Ensalivada o por ensalivar. La cocina ha sido siempre un espectáculo... sólo hay que observar y oír una olla a presión. El ritual de cocinar es toda una coreografía, una ópera. Hoy en día está magnificada desde el momento en que se cree que puede cambiar de status. Creo en la comida para alimentar, como seña de identidad de una cultura. Hoy se ha convertido en una moda producto de los excesos mediáticos y de los excesos económicos. Detrás están los intereses de grandes multinacionales que trafican con alimentos. Pero esa cocina-laboratorio existe hace mucho tiempo. ¿Hay algo más extraordinario que un cubito de dos centímetros cúbicos de concentrado que asegura contener tres pollos dentro?”

 

¿Anoréxicos o bulímicos?

P: “Soy anoréxico de la vida. Pero, como radical y contradictorio en todas mis manifestaciones, imposibilitado de ejercer el justo equilibrio, sea del tipo que sea, me declaro un bulímico insaciable. Es una actitud que pretende molestar por exceso. Siempre ha sido peor vista que la represión, asimilación hipócrita de la austeridad.”

M:“Bulímico, por supuesto. Soy más de excesos, de aquellos que se lo comerían todo. Mi trabajo está basado en el proceso y en el exceso, por algo me llamaban Doctor Kitschlove. Soy de la parte llena, no del vacío. La autocensura no me interesa.”

 

¿Estreñidos o diarreicos?

P: “Diarreico, por supuesto, no quiero que me quede calderilla en el bolsillo. Es una forma natural de que la bulimia no lleve a la obesidad. En la vida también evita el cáncer que puede producirnos un exceso de actividad acumulativa y aprovechadora. Como catalán, la idea de aprovecharlo todo me parece una necesidad inmediata; como miembro activo de esta sociedad no entiendo el despilfarro. Ya se me ve el plumero cuando triunfo como Diógenes en el campo artístico.”

M: “Soy fan de la cultura popular... los caganers, los refranes como el comer y el cagar con reposo se han de tomar y dentro de mi cultura está impresa la idea catalana del cagar bé. Desde luego considero que mandan los estreñidos, son los que lo controlan todo. La corbata va unida al control. Nadie se puede permitir el irse por las piernas en una subasta millonaria, metafórica y literalmente hablando. Me interesa la píldora que permite expulsar todo lo que no se debe guardar y el arte, repito, no puede reprimir. Diarreico. Tres ciruelas para el desayuno desde 1996.”

 

Según Dalí: ¿espinacas o langosta?

P: “De niño nunca me gustó Popeye, su forma de deglutir las espinacas a lo bestia, directamente de la lata, me parecía algo asqueroso. Para colmo, estaba enamorado de Oliva Oil. Lo imaginaba aderezando los flanes de pastoso vegetal con un beso de su novia. De niño, tampoco me gustaba el aceite. La langosta es uno de mis manjares favoritos. Su vestido erecto, articulado, acorazado, de matices púrpura me resulta de lo más armonioso comparado con la alicaída flacidez de esas verduras de serie B cuyo color, el verde, sólo utilizo de fondo cuando quiero degradar alguna expresión plástica.”

M: “No suelo comer espinacas pero debo reconocer que han ocupado una parte importante de mi trabajo en  Power Food  debido a Popeye y su campaña de defensa de su supuesto poder energético. La capacidad del marketing, que llega a crear un personaje de dibujos animados para inducir desde la niñez al consumo de unas verduras que en USA no gustaban, me fascinó, sobre todo tras descubrir que todo se basaba en un error de cálculo de un científico que coloca mal la coma y el cero al calificarlas. Fue un gustazo descubrir que el MITO era un TIMO.  Con respecto a la langosta, me declaro daliniano. Ya en 1984 creé la lámpara Lobster-Dream para el Restaurante Tapas Bar El Internacional de Nueva York como alusión a esa mezcla tan catalana que es el mar y montaña.”

 

¿Qué vais a hacer al  Alimón?

“Algún duende ha planificado este encuentro que tiene, nadie nos lo puede negar, algo de brujería gallega. Vamos a alimonar una cena (con o sin limón), vamos a alimonar los placeres del gusto y al mismo tiempo alimentar las tentaciones de unos cuantos comensales. Será una acción artística comestible. Una instalación en el tiempo. Sin olvidar nunca que no hay pan para tanto chorizo.”
 

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