Miralda
Comisario: Ignasi Duarte
El día 24 de marzo de 2021 encontré por azar, entre los centenares de miles de documentos que Miralda atesora en su archivo, una serie de fotografías a las que él no otorgaba ninguna importancia. Cuando quise convencerlo de que poseían un gran valor artístico y que, además, resignificaban su trabajo plástico, se limitó a arquear las cejas.
El descubrimiento me puso sobre la pista de una colección inédita de más de 7.500 negativos en blanco y negro desperdigados desde hacía décadas en numerosas cajas y carpetas.
A Miralda jamás le interesó la fotografía como práctica artística. Tenía otras inquietudes. Aunque un collage elaborado con algunas de sus primeras instantáneas le había hecho merecedor, en 1962, de una beca de la Diputación de Barcelona para proseguir con sus estudios en París, podríamos atribuirlo a una fase de aprendizaje en la que no había consolidado su propio medio de expresión. Si bien la afición por la fotografía —poseía una muy buena formación recibida de su padre— le había permitido manifestar sus primeras ideas, además de abrirle camino profesional, una vez afincado en Francia, como fotógrafo de moda para la revista ELLE. En paralelo, realizaba fotografías de carácter más bien conceptual complementarias de propuestas enmarcadas en otras disciplinas artísticas. Por ejemplo, la maravillosa serie de imágenes que forma parte de Soldats Soldés (1965-73).
Durante los meses en que recopilamos y clasificamos los viejos negativos se evidenciaron algunos de los usos distintivos con respecto a cómo Miralda concibe la fotografía. La utiliza como herramienta de investigación y documentación asociada a los monumentales proyectos artísticos por los que se distingue. Motivo por el que quedaron descartados de inmediato centenares de imágenes al ser subsidiarias de otras obras.
La cuestión fundamental, en todo este tiempo, el verdadero hallazgo, ha sido la comprensión del uso que hace Miralda de la fotografía cuando esta se inscribe en el ámbito de lo estrictamente privado. Miralda fotografía para poder ver. Parapetado detrás de la cámara construye la realidad, la inventa. La fotografía es la génesis del imaginario con el que alimenta la totalidad de su obra conocida. De entrada, por ser anterior a esta: las primeras imágenes, fechadas en el período 1959-61, ya dan cuenta de una inquietud sociopolítica a propósito de la orquestación de lo colectivo, en manifestaciones religiosas o, más adelante, castrenses, como cuando satiriza al ejército en las instantáneas tomadas durante el servicio militar. El espíritu crítico con el que Miralda disecciona la sociedad —a través de un sofisticado sentido del humor— resulta más directo y despiadado que solapado tras lo falsamente popular de sus performances.
Su archivo fotográfico confecciona un amplio repertorio de lo ajeno gracias al cual atestiguamos cómo profundiza en las particularidades culturales que definen a los distintos grupos humanos que retrata.
Last Drink supone un nuevo acercamiento a la obra fotográfica de Miralda. En esta muestra, el artista propone el emparejamiento de dieciocho imágenes que dialogan entre sí. Dieciocho dípticos que pueden leerse como una pequeña publicación puesta en pared. Prevalecen las asociaciones poéticas, más allá de las temáticas o de la cronología, premisa que ya prevaleció en la publicación Cowboy’s Dream, aparecida con motivo de la exposición homónima que tuvo lugar en la pasada edición de PHotoESPAÑA 2023.
Texto: Ignasi Duarte.