Galería Trinta
Truco o trato
En el otoño de 1985, en el número 30 de la Rúa Nova, se inaugura la primera exposición de un espacio que recibe como nombre el número de la calle en el que acaba de ser instalado. Las circunstancias demostraron que tanto la ciudad como sus habitantes estaban dispuestos a arropar un proyecto cuya orientación se decantaba hacia las manifestaciones artísticas más recientes en un entorno de abrumador peso histórico pero carente de infraestructuras que permitiesen a los artistas activos mostrar y poner a la venta sus creaciones más recientes. Esta precariedad, que simulaba ser el enemigo, se convirtió, paradójicamente, en el mejor aliado con el que un ingenio de incierto futuro como Trinta pudo contar.
Desde entonces han pasado 25 años con todos sus días y casi todas sus noches. Las temporadas, una tras otra, se han ido sucediendo repletas de novedades: alumbramientos y decesos cuya pequeña historia, colmada de anécdotas y aprendizajes, se contará llegado el momento oportuno. Digamos, ahora, que la galería funcionó como lugar de paso y lugar de trato. Sirvió para mediar entre el público y el artista, para desbrozar su camino e intentar invertir un principio comercial inamovible: el que sostiene que no se puede vender lo que nadie quiere comprar. Y, al tiempo, convertir cada éxito comercial en un éxito moral.
A lo largo y ancho de todo este devenir ha cambiado radicalmente el panorama del mundo del arte. La oferta expositiva tanto institucional como privada es ahora tan amplia y variada que el acceso a la información sobre lo “último” provoca que la velocidad se imponga al método. La “normalización” de las prácticas artísticas ha llegado a extremos tan inauditos que la novedad a algunos nos parece, ya, el hecho de que no haya novedad. Por contra, la relación que el público mantiene con el arte contemporáneo es de una lejanía cada vez mayor, constatada ésta en una apatía generalizada y en una constante sensación de que ya nada puede sorprender sobre todo desde que la emoción ha sido puesto bajo sospecha. Planteamientos que rigieron durante años los modelos y prácticas habituales de las galerías comerciales se quedan ahora, para muchas, inservibles. Sobre todo desde que los acontecimientos han convertido a la economía en la ciencia que ha de administrar la escasez.
Tal vez no se trata de ir a más sino de ir hacia donde sea necesario. Y, sobre todo, recordar los principios que regían el mundo clásico basados en aplicar la lógica, nunca en despreciarla.
¿Hacia dónde queremos nosotros ir?:
Para conseguir la atención de nuestro sobre-estimulado público: usar el formato de los relatos cortos. Intensos, concentrados, inmediatos y radicales. Menos (si muy bueno), es más.
El espacio destinado a exposiciones temporales quedará reducido a la sala superior de la galería. Un escaparate visible que actúe como si lo mostrado se tratase de una pieza única.
Tal vez definible como instalación.
Tanto para coleccionistas extrovertidos como para tímidos voyeurs.
Para evitar o atenuar su lejanía y hastío: convertir nuestro espacio en un entorno más humano y cercano en el que la contemplación de las obras se realice sin los condicionantes del “silencio” que impone la estética calvinista del museo.
La sala inferior acogerá un despacho de trabajo y un almacén abierto al público que complementará la información de las exposiciones temporales y de los artistas de la galería. Seleccionado más que nunca lo mejor de cada taller, intentará convertir cada decisión de compra en un acierto compartido. Alejarnos de los trucos para conseguir buenos tratos.
Para servir a los artistas: no desperdiciar los recursos focalizando los esfuerzos en una sola dirección. Ajustar las necesidades de producción, transporte y energía a las expectativas reales de difusión y venta.
Las ideas pueden ser grandes, pero en realidad no tienen tamaño.
Para viajar con los tiempos: usar las ventajas de la red.
Las comunicaciones de las actividades de la galería se realizarán vía e mail. La página web funcionará a modo de catálogo en revisión constante. Servirá, también, como soporte de la publicación que, con motivo de nuestro cumpleaños, estamos ultimando.
Y para lo demás: mucha fe.
EL PAIS: "Chamámoslle "artista local" ao que non é rendible rápido". Óscar Iglesias
GALICIA HOXE: "Non podes ser un ovni" . Vanesa Oliveira
http://www.galiciahoxe.com/hemeroteca-web/gh/non-podes-ser-un-ovni/idEdicion-2010-09-29/idNoticia-594662/
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