Misha Bies Golas- Antonio González
PAN E CARTÓN Del 17 al 25 de Noviembre de 2017
Nota de prensa y C.V.

PAN E CARTÓN. Vista de la exposición

PAN E CARTÓN. Vista de la exposición

Cardboard Painting. Antonio González

Cardboard Painting. Antonio González

Cardboard Painting. Antonio González

PAN E CARTÓN. Vista de la exposición. Detalle

PAN E CARTÓN. Vista de la exposición. Detalle

ANTONIO GONZÁLEZ

MISHA BIES GOLAS
LOS PANES Y LOS CARTONES
Jorge Varela
«Estos asuntos hay que contarlos así de una manera vaga y fantástica.»
—Álvaro Cunqueiro
Hace ya algunos años de vacaciones en Cádiz, un amigo nos invitó a presenciar en el
Oratorio de la Santa Cueva, junto a un grupo muy reducido de personas, la grabación de
Septem Verba Christi in Cruce de Haydn interpretado por Le Concerts des Nations y dirigido
por Jordi Savall. Fue una experiencia extraordinaria el poder asistir a la interpretación de
estos siete movimientos, en el mismo marco para el que fue compuesta por el propio Haydn.
El Oratorio construido tras la ampliación de la iglesia del Rosario a finales del siglo XVIII en estilo
neoclásico gaditano, con las paredes blancas y casi sin decoración, mostraba esa austeridad de
la vuelta al clasicismo y que renegaba de los excesos ornamentales del barroco. Precisamente
en el año 1792, año en que estaba aún en construcción el Oratorio, se publicaban en Cádiz las
«Ordenanzas de Policía formadas por el Ayuntamiento de la ciudad de Cádiz respectivas a las
obligaciones que deben de observar los Maestros mayores y Alarifes, y los dueños de las casas
y demás edificios que se fabriquen o reedifiquen en ella» —teniendo muy presente la Real
Orden de 1777 dictada por el anterior monarca— en ellas se establecían una serie de normas
a seguir en las construcciones, tales como la supresión de adornos, las molduras o impostas
de anchura desproporcionada, los balcones en las esquinas o en los ángulos de las casas. Aún
así la exuberancia del barroco andaluz se resistía a dejar paso a un neoclásico impuesto por
los ilustrados.
Todo esto me contaba mi anfitrión, un arquitecto que había tenido cierta relevancia política
en aquellos años, mientras subíamos a la Capilla Alta con el objeto de observar los lienzos
que había pintado Goya como parte de la decoración de la parte superior de los arcos que
conforman la capilla. Uno de ellos llamó especialmente mi atención, era el que representaba
«La multiplicación de los panes y los peces»… en el centro sobre un lienzo blanco que se
apoyaba en un canasto y se extendía por el suelo, se apoyaban los panes, objeto de la
multiplicación milagrosa.
Ya ha pasado mucho tiempo y sin embargo hoy han vuelto esas imágenes a mi cabeza al
recibir un correo con la propuesta Pan y Cartón, de dos amigos artistas que trabajan desde
la precariedad, tan propia de nuestro momento, que supone utilizar un sistema mínimo de
recursos materiales —el pan o el cartón— y procesos constructivos —el monocromo o el
hallazgo—. Hace tiempo que conocía la obra de ambos y sin embargo no había apreciado
esa cercanía. Sí la distancia entre la ironía y la espiritualidad, entre las formas cotidianas que
provienen de otro campo y las cultas y autorreferenciales, aunque en fin, todo se mezcle un
poco. Por eso supongo que volvió a mi la imagen que supone la ‘contradicción’ del templo
neoclásico, de las formas de la Razón que albergan el Milagro y sin embargo esto es así desde
el principio. El templo griego se construía en el lugar que se mostraba la epifanía, en el
témenos, el recinto que separaba el espacio secular del sagrado. Y si eso fuese así desde el
principio, es ahí donde radicaría su interés, en esa supuesta ‘contradicción’ o conflicto entre
las formas, los materiales, los procesos y sus usos; en la capacidad de transgredir el campo de
acción y sus relaciones.
En el correo que recibí hace unos días con la propuesta de Pan y Cartón de Misha y Antonio
me piden que escriba un texto. Creo que no voy a hacerlo