Miguel Ángel Molina

El efecto de distanciamiento Del 29 de septiembre al 15 de Noviembre de 2017

Nota de prensa y C.V.
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala superior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017
El efecto de distanciamiento. Vista sala inferior. 2017

 A menudo el cine, la literatura y otras formas de arte nos invitan a entrar en mundos ilusorios con los que identificarnos. La finalidad es provocar en el espectador una emoción; lo que en el teatro griego llamaban catársis. Consciente de ello, Bertolt Brecht, teorizó sobre lo que se llamaría el "efecto de distanciamiento" o una manera de denunciar la ficción teatral que acaba por enajenar al espectador y alejarle de las verdaderas cuestiones… 


La pintura, como el teatro, son dispositivos que producen construcciones mentales. Como pintor de mi generación he trabajado siempre preguntándome qué es lo que define la pintura como género y el porqué de los cuadros… esas superficies rectangulares que se cuelgan en la pared, como decía Donald Judd. 

El cuadro y con él, el dispositivo que le sustenta, es decir la verticalidad y la frontalidad, son los ancestros de las pantallas contemporáneas. Del cine a la televisión, pasando por el papel fotográfico, los ordenadores, las tabletas y los smartphones las "superficies rectangulares" albergan el misterio de las imágenes. Y no hablo aquí de las imágenes que contienen, sino de esos artefactos que hacen posible su advenimiento y el de sus dispositivos. Una pantalla apagada es eso mismo: un contenedor potencial de imágenes. Es en ese preciso momento, cuando la pantalla se convierte en un monocromo negro, que descubrimos el polvo depositado en su superficie. Solo entonces, la pantalla se hace visible como pantalla. 

Supongo que esa es una de las razones por la que me obstino en no pintar imágenes. Pinto cuadros, sí. Intento atravesar ese misterio de la pantalla como lo hacía Lucio Fontana con sus telas rasgadas. Mostrar lo que no se ve, un más allá de la pantalla, como si la pantalla mostrara tanto o más que lo que oculta. 

Las mesas de camping se cruzaron en mi camino hace unos años. Ya había trabajado con mesas anteriormente. En francés el cuadro se dice tableau, una palabra que viene del latín tábula y que designa una plancha de madera. Históricamente, los primeros cuadros se pintaban sobre un ensamblage de tablas, exactamente igual que las mesas, a las que se llamaron tables. Viviendo en Francia es imposible pasar por alto esta "coincidencia". De la table al tableau no hay más que un paso. Para esta exposición en Trinta propongo una serie reciente de "cuadros-mesa" a los que finalmente he llamado TABLÓS, así como suena. Una mesa en la pared nos obliga a hacernos preguntas… ese es el "efecto de distanciamiento".

 Miguel Angel Molina Rosny-sous-Bois, agosto de 2017
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