Carla Andrade

Del 18 de septiembre al 13 de noviembre de 2015

Nota de prensa y C.V.

 

En los últimos tres años me he interesado en ideas como el vacío y el tiempo por tratarse, en cierto modo, de conceptos que aluden a los límites de la realidad y existen como tal. Conceptos que he afrontado desde distintas perspectivas en cada una de las fases o proyectos. Geometría de ecos (2013) aborda el vacío en relación a su propia expresión; Llueven manchas de tiempo (2014) trata el vacío desde el punto de vista del método, como preparación del estado del espíritu y finalmente Kuch Nahi (2015) concibe el vacío como un objeto físico.

En esta ocasión, estas tres visiones se aúnan y sintetizan al máximo debatiéndose por encontrar puntos en común, con el afán de reelaborar o reinventar una idea aunque exista con un significado bien definido en una ciencia específica. En una búsqueda en la que el discurso se torna frágil y esquivo decido resumirlo con una frase de un poema de Antonio Gamoneda que dice: “… Mi pensamiento arrasado por la luz”.  (…)

 

Y, estudiar la nada cuando la vemos en el esquema cósmico de las cosas.

 

Nos encontramos un vacío blanco e iluminado, que da luz y deslumbra a la vez, que tapa y destapa para crear incógnitas. Intervalos que suceden en un tiempo presente y que están siendo mientras se renuevan. Además, estos instantes de nada adquieren una dimensión de objeto físico, ya que se cargan de energía y pueden convertirse en varios estados. Nos encontramos ante la expresión formal del cero. Un vacío en el que está contenido el infinito. Un vacío que está, pero que quiere ser ocupado hasta que su reflejo deje de ser una ausencia. Huecos activados que son representados mediante los elementos Tierra en relación con Agua y sus connotaciones tonales.

*

Ante, lo que Boaventura de Sousa Santos acuñó "el pensamiento abismal" que nos lleva a dar por no válido, no-ser, no-posible todo aquello que no se encuentre en la realidad relevante o comprensible. Es decir, Todo lo que no está aquí, es Nada. Prestamos atención a los intersticios, a los huecos de sensorialidad ondulante y fluctuante con el afán de alumbrarlos, mediante un lenguaje velado, que se relaciona con lo simbólico y la experiencia directa. La nada como algo aparte de las cosas que vemos.

 

Carla Andrade

Septiembre 2015

http://carlafernandezandrade.com/

 

 


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